En el mundo de las finanzas hay un buen número de oportunidades disponibles para la inversión. Las acciones ordinarias despiertan el interés especial de muchos inversores que quieren hacer crecer su dinero u obtener ganancias de manera regular.
¿En qué consisten?, ¿cuáles son sus principales características?, ¿merece la pena apostar por este tipo de instrumentos financieros? A continuación, se responderán todas estas cuestiones.
¿Qué son las acciones ordinarias?
Las acciones ordinarias son instrumentos financieros que representan una forma de propiedad en una empresa. En el contexto empresarial, estos títulos son los más comunes y conforman la base del capital social de una compañía.
Al optar por este tipo de soluciones financieras los inversores se convierten en accionistas comunes o propietarios. Por lo tanto, tienen derecho a votar en las respectivas reuniones. En ese sentido, su participación influye en la dirección y el rumbo de la empresa.
Además, también tienen la posibilidad de recibir dividendos. Es decir, los pagos realizados por la compañía a los accionistas como parte de los beneficios generados. Su valor está sujeto a fluctuaciones en los mercados financieros.
¿Por qué deberías optar por las acciones ordinarias?
Las inversiones en acciones ordinarias ofrecen la oportunidad de ser dueño de una porción de determinada empresa. Por supuesto, también sirven para ser parte activa de la toma de decisiones corporativas. Esto aumenta la sensación de control y poder en el mundo empresarial.
De igual modo, permiten compartir los beneficios generados. Cuando la compañía tiene un desempeño favorable, los accionistas reciben dividendos. Los pagos periódicos reflejan la participación en las ganancias obtenidas. Estas entradas adicionales pueden ser una fuente de ingresos pasivos y una forma de aumentar el patrimonio a lo largo del tiempo.
Otro aspecto atractivo es su posibilidad de crecimiento en el valor. Invertir en una empresa en etapa temprana y con un gran potencial de expansión permite observar un aumento significativo en el precio de los títulos a medida que la compañía se desarrolla y prospera.
Cabe destacar que las acciones ordinarias ofrecen una liquidez relativamente alta. Son más fáciles de comprar y vender en el mercado de valores. Esto supone un mayor nivel de flexibilidad para ajustar la cartera de inversiones según las necesidades y metas financieras.
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Características de las acciones ordinarias
Las acciones ordinarias presentan una serie de características distintivas de las acciones preferentes que las hacen únicas e interesantes para los inversores.
- Derecho a voto: Uno de los derechos más sobresaliente es la posibilidad de participar en las decisiones corporativas mediante el voto en las asambleas generales de accionistas. Cada acción ordinaria generalmente tiene un voto.
- Dividendos: Los titulares reciben dividendos o pagos periódicos realizados por la empresa a partir de los beneficios obtenidos. La cantidad a percibir depende del desempeño de la compañía y la política de distribución.
- Participación en activos y ganancias: Tienen derecho a una parte proporcional de los activos de la empresa en caso de liquidación.
- Responsabilidad limitada: La responsabilidad se limita a la cantidad invertida. Esto significa que los accionistas no son personalmente responsables de las deudas u obligaciones de la empresa más allá de lo invertido inicialmente.
Beneficios de las acciones ordinarias
Los beneficios de apostar por la pignoración de acciones o adquisición de títulos comunes van más allá de una simple compra.
Las acciones ordinarias aumentan las posibilidades de participar en el crecimiento y éxito de una empresa. Si la compañía tiene un desempeño sólido y aumenta su valor, los accionistas pueden disfrutar de ganancias significativas.
Por otro lado, los propietarios tienen derecho a recibir dividendos y tener acceso a un flujo de ingresos adicional. De este modo, aumentan el rendimiento total de su inversión.
Sin lugar a dudas, la inversión permite diversificar la cartera de inversiones, ya que se pueden adquirir títulos de diferentes empresas y sectores. Esto ayuda a reducir el riesgo al no depender de una sola empresa o industria.
Los títulos ordinarios son instrumentos financieros líquidos, por lo que se pueden comprar y vender fácilmente en el mercado de valores. Esto asegura una mayor flexibilidad a los inversores.
Finalmente, al ser titular de acciones ordinarias, los inversores se convierten en dueños parciales de la empresa. Tendrán derecho a participar en los beneficios y activos de la misma.
¿Cómo tributan las acciones ordinarias?
En España, las acciones ordinarias están sujetas a un régimen tributario específico. Por un lado, los beneficios obtenidos por la venta de este tipo de valores están sujetos al Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF).
La ganancia obtenida se considera rendimiento de capital mobiliario y se grava en función de la escala de tipos impositivos aplicables. En el momento en que se produzca la venta de los títulos, el intermediario financiero realizará una retención fiscal sobre la ganancia obtenida. La tasa varía según el importe.
Asimismo, los dividendos recibidos también están sujetos al IRPF. Existe una escala de retención específica que varía según la suma recibida. También hay ciertas exenciones que están especificadas en el ordenamiento jurídico español.
Recuerda que los aspectos tributarios pueden estar sujetos a cambios. Por esto, es pertinente buscar la guía de un asesor fiscal o profesional financiero a fin de recibir las orientaciones pertinentes.