Un aval es lo mismo que una fianza, una garantía o un compromiso de pago entre diversas entidades (pueden ser individuos o instituciones). En el caso del aval técnico es una figura legal por la que el avalista (o garante) se responsabiliza por la satisfacción de un compromiso contraído por el avalado. Esta clase de figura, no necesariamente encuentra su aplicación o resolución, con la entrega o pago de una compensación en dinero.
La exigencia de este aval está concebida como un respaldo a tus capacidades como avalado para cumplir con los compromisos que adquieres. Es usual que el beneficiario de un proyecto requiera de una garantía como la que un aval ofrece. Lo hace con el propósito de resguardarse de la posibilidad del incumplimiento de una obligación.
Por lo general, un aval es un documento que está compuesto por cuatro elementos básicos:
- La fecha de vencimiento de la obligación.
- Las condiciones dentro de las que pudiera ejecutarse el aval.
- Los requisitos indispensables para la ejecución del aval.
- La cantidad máxima de dinero por el que el fiador se responsabiliza o debe garantizar.
En cada aval técnico que se suscribe, vas a encontrar tres partes intervinientes:
- El avalado: se trata de la persona o empresa que asume el compromiso de acometer y cumplir con lo que se contrata y queda plasmado en el aval.
- El beneficiario: se trata de la persona, empresa o entidad quien percibiría los beneficios en caso de ejecución del aval, cuando se trate del incumplimiento del contrato.
- El avalista: se trata de la entidad o persona que tendría que hacerse cargo y responder por la garantía establecida en el aval.
La presencia y participación de estos tres sujetos conforma una ecuación que le da fiabilidad al contrato en el que ellos están interviniendo y suscriben.
¿Cómo funciona un aval técnico?
En cuanto a su concepto, el aval técnico que es una garantía, funciona como un preciso acuerdo de seguridad entre el beneficiario y el avalado. Mediante este acuerdo, una entidad (por lo general oficial) cuenta con que un tercero va a hacerse cargo de una obligación contraída por el avalado. El avalado presenta al beneficiario el documento que confirma que los riesgos están cubiertos y que él cuenta con un respaldo por la ejecución de la obra a realizar.
La exigencia del aval está dirigida a responder por la entrega, bien sea de una obra o un servicio, dentro de unos límites temporales previamente establecidos. Se utiliza por ejemplo de manera regular y esencialmente, en contrataciones llevadas a cabo entre un organismo público y una empresa para la edificación de alguna obra. Si esta obra no se entrega en el plazo acordado, la institución tendrá el derecho de ejecutar el aval y podrá percibir una compensación.
En paralelo a este tipo de contratación, también puede instituirse la presentación adicional de un aval financiero. Su objetivo estaría dirigido a la protección del contratante de dos eventualidades, la primera, que la obra construida no satisfaga los términos acordados. La segunda y no menos importante, la posibilidad de que sus costes lleguen a superar las cantidades estimadas en la hora de la firma del acuerdo.
Al suscribir la fianza, el avalista está declarando firmemente que, en caso de incumplimiento, está dispuesto a responder por los compromisos adquiridos por su avalado. A su vez, el contratante se asegura de recibir si se produce tal incumplimiento, una compensación por parte del avalista.
El aval técnico te ofrece la ventaja de que no estás obligado a inmovilizar tu capital. Esto significa que tienes disponibles todos tus recursos financieros: capital o líneas de crédito.
¿Para qué sirve?
Un aval técnico cumple básicamente con dos funciones. La primera, en caso de que seas el avalado, te sirve para mejorar tu postura como individuo o empresa. Al mismo tiempo, le otorga una imagen de mayor credibilidad y fiabilidad a tu negocio.
Esta imagen a su vez, te va a abrir otras posibilidades y puertas para postularte como desarrollador de proyectos de mayor amplitud y exigencias.
La segunda de sus funciones y utilidades está relacionada esta vez, con las aspiraciones e intereses del beneficiario. Cuando el contratante demanda la presentación de un aval técnico, lo hace para certificar el cumplimiento de un compromiso de carácter no económico. Si se te presenta la duda acerca de: un aval técnico para qué sirve, encuentras la respuesta a tu pregunta en las necesidades del contratante.
Con la exigencia de un aval, este deja claro su interés en asegurarse de que la obra se realizará en los términos que han sido convenidos. Estos términos por regla general incluyen, no solo los plazos de entrega, sino además, la calidad que deben satisfacer las obras o servicios a realizarse.
Diferencias entre aval técnico y aval económico
A pesar de que hay algunas semejanzas y elementos comunes, existen también diferencias entre los avales técnicos y los llamados avales económicos.
El avalista económico
Cuando se trata de un aval económico, el garante debe responder económicamente, en caso de incumplimiento de compromisos de carácter no económico. Se trata de compensar todo tipo de incumplimiento en una obra o servicio tal y como se habían convenido inicialmente.
Por su lado, los avales económicos están orientados a garantizar gestiones en las que es forzoso pagar una cantidad de dinero específica, en un plazo de tiempo determinado.
Es decir, con ellos se garantiza que se va a pagar una obligación en un futuro especificado. Deben cubrir compromisos y convenios de pago que hayas establecido con una persona o empresa. En los casos de avales económicos, el avalado casi siempre se trata de un comprador o un proveedor.
Por otro lado, el avalista también estaría obligado a responder por un pago aplazado. Este tipo de adeudo bien puede ser un canon de arrendamiento, una compra, el pago de impuestos a Hacienda, etc. Además, un aval económico puede adoptar dos formas básicas como ya vimos en nuestro anterior post.
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El avalista técnico
El aval técnico representa el compromiso de cumplir con lo que una tercera persona se ha propuesto realizar. Casi siempre se solicita en el contexto de concursos públicos para la realización de obras o la provisión de servicios. Un aval técnico apunta como sabes, a su satisfacción en los términos y condiciones que previamente han sido definidos por el beneficiario de la obra.
El avalista técnico no tiene la obligación de sustituir al avalado en el compromiso contraído por él. En caso de incumplimiento por parte del avalado, sí estaría obligado a abonar una indemnización. Si el contratista no concluye la obra en los plazos y/o calidades establecidas, el garante no está en la obligación de asumir la responsabilidad de terminarla.
Los avales técnicos están planteados como una garantía de que vas a completar una obra o un servicio tal y como ha sido convenido.