La financiación junto a la capacidad para obtener beneficios son dos de los factores principales del mundo empresarial. Los negocios necesitan capital para comprar materias primas, renovar la maquinaria e invertir en innovación. Para ello, es vital la ayuda de financiación externa o interna. La más popular es la externa, pero, ¿qué es y cómo se gestiona la financiación interna? A continuación, se detallan todos sus puntos importantes.
En qué consiste
La financiación interna o autofinanciación está formada por los recursos propios de la empresa. Este tipo de autofinanciación es muy beneficioso para las empresas que presentan dificultades para captar financiación externa. La financiación interna es parte del Patrimonio Neto, generado por la empresa. Por tanto, no está sujeta a la aprobación de terceros, ni a procesos de concesión ni burocráticos.
En la financiación interna participan, sobre todo, los socios del negocio, pero también se pueden involucrar las personas empleadas. A la hora de emprender una financiación interna, todas las empresas deben tener en cuenta dos elementos. Por un lado, la financiación les debe permitir asumir los gastos de producción y asumir costes de innovación. Además, las empresas que acudan a la financiación interna deben asumir los costes de oportunidad. Con el tiempo pueden surgir nuevas oportunidades de inversión que necesiten los recursos de autofinanciación.
La financiación propia debe representar una oportunidad de inversión atractiva y necesaria, no un esfuerzo que desemboque en problemas de solvencia monetaria para la empresa.
La principal diferencia entre financiación externa e interna reside en las condiciones de los recursos propios que genera la empresa. En ocasiones, la autofinanciación puede resultar insuficiente, por ello, la empresa debe recurrir a la financiación externa tradicional.
Fuentes de financiación interna principales
La autofinanciación comienza con el cierre del ejercicio. Tras repartir los beneficios obtenidos entre los socios de la empresa, se generan unas reservas. Por otro lado, el valor de los activos de los recursos creados por la empresa se mantienen a través de las amortizaciones y las provisiones. Las reservas, amortizaciones y provisiones son las fuentes de autofinanciación más destacadas.
Las reservas de un negocio son una parte de los recursos propios, se caracterizan por ser los beneficios obtenidos tras el cierre del ejercicio y no se reparten entre los socios. Las reservas también pueden derivar de aportaciones de los socios o proceder de la revalorización de activos. Existen varios tipos de reservas:
- Reservas legales obligatorias por ley (Ley de Sociedades de Capital), deben estar constituidas por el 20% del capital social y se destina el 10% de cada ejercicio.
- Reservas voluntarias almacenadas a cargo de los beneficios del negocio.
- Reservas especiales, son obligatorias, pero no están derivadas por la misma causa.
- Reservas por pérdidas y ganancias actuariales que se utilizarán para el pago del personal a largo plazo.
Por su parte, las provisiones son obligaciones a largo plazo, se especifican en cuanto a su naturaleza. Un negocio crea una provisión como cuenta pasiva con el objetivo de asegurarse unos recursos para abastecer la obligación en el momento necesario. Cuando una empresa genera provisiones, sus gastos aumentan y sus beneficios disminuyen.
Por último, las amortizaciones son la pérdida de valor de los activos o pasivos con el paso del tiempo. Las amortizaciones son fondos destinados a evitar que la empresa quede descapitalizada, debido al envejecimiento o pérdida de valor de los activos.
Tipos de financiación interna
Según el objetivo de los recursos generados internamente por la propia empresa se pueden distinguir dos tipos de financiación interna: autofinanciación de mantenimiento y de enriquecimiento.
Financiación interna de mantenimiento
La autofinanciación de mantenimiento se genera por recursos de la propia empresa que tienen como objetivo mantener el valor de los activos. Esta financiación interna pretende garantizar la continuidad del negocio manteniendo su patrimonio. La financiación interna de mantenimiento está formada por las provisiones y amortizaciones.
Es importante atender al paso del tiempo y a la función financiera de las cuotas de amortización técnica. Es decir, los recursos generados por las amortizaciones se deben invertir a medida que se generan. No obstante, el negocio debe reunir posibles soluciones cuando llegue el momento de reemplazar los bienes. Asimismo, la inversión no tiene que proceder de la liquidación, sino de otras alternativas que se planteen con previsión.
De enriquecimiento o ampliación
La autofinanciación de enriquecimiento o ampliación son recursos propios destinados a aumentar la capacidad productiva de la empresa. Este tipo de financiación interna está constituida por beneficios retenidos, es decir, por las reservas.
Existen varios factores que influyen sobre la autofinanciación de enriquecimiento, como son: los costes de las deudas, la rentabilidad de la inversión, la política de retención de beneficios, los impuestos, etc. Del mismo modo, a la hora de optar por este tipo de financiación hay que considerar la relación entre las políticas financieras y el crecimiento de la empresa. Este hecho se plasma a través de proyectos de inversión, tanto en activos no corrientes como en activos corrientes. De esta forma, se consigue mayor tamaño de ventas prefijadas.
Ventajas de la autofinanciación
La financiación interna presenta una serie de ventajas:
- Al autofinanciarse, las empresas se enriquecen a través de sus propias reservas.
- Beneficia la dotación de pérdida por deterioro y la creación de fondos de amortización.
- Tesorería con mayor solvencia.
- No son necesarias las garantías y avales, las empresas tienen mayor independencia.
- Fuente de financiación más económica.
- Aumenta la estabilidad.
Inconvenientes de la financiación interna
Los inconvenientes de la financiación interna son mínimos, pero se deben destacar los siguientes:
- Los recursos son limitados.
- Los beneficios que no se reparten y van directos a las reservas no se pueden deducir fiscalmente. Por este motivo, al minimizar los dividendos, la rentabilidad de las acciones es menor.
También, debemos recordar la posibilidad de recurrir a otros tipos de financiación, como es la colectiva. Es una alternativa a la financiación privada o pública, y también ofrece ventajas: es rápida y las tasas de interés son bajas.
Por otro lado, si necesita más información sobre financiación no dude en contactar con nosotros.