El private equity es una de las principales alternativas de inversión que ha ganado popularidad entre las compañías que buscan una financiación privada para empresas. En lugar de recurrir a métodos tradicionales como los bancos o los mercados públicos, cada vez más negocios optan por el capital privado para impulsar su desarrollo o llevar a cabo reestructuraciones.
En esta guía, descubrirás cómo funciona esta modalidad de inversión y por qué se ha convertido en una opción tan atractiva para las compañías en busca de crecimiento.
¿Qué es el private equity?
El private equity consiste en la inversión de capital en empresas privadas que no cotizan en bolsa. Los inversores adquieren una participación en la compañía para aumentar su valor a largo plazo y venderla obteniendo beneficios.
Esta clase de inversión implica una inyección de capital en negocios con alto potencial de crecimiento o en aquellos que requieren una reestructuración empresarial.
A diferencia de las formas de financiación tradicionales, donde los bancos ofrecen préstamos con tasas de interés predefinidas, el private equity conlleva una mayor implicación de los inversores en la gestión y toma de decisiones de la compañía. Es un tipo de financiación alternativa que permite a las compañías acceder a fondos sin incurrir en grandes deudas.
Características principales del private equity
El private equity se distingue por una serie de rasgos que lo diferencian de otras formas de inversión. Estas características definen su funcionamiento y explican su atractivo.
Horizonte de inversión a largo plazo
Los fondos de private equity mantienen sus inversiones durante periodos que oscilan entre 3 y 7 años, o incluso más. Este enfoque permite implementar estrategias de crecimiento y mejora operativa que requieren tiempo para dar frutos.
Gestión activa
A diferencia de los inversores pasivos, estos fondos participan activamente en la gestión de las empresas adquiridas. Aportan experiencia, conocimientos y recursos para impulsar el crecimiento y la eficiencia.
Inversiones cuantiosas
Por lo general, las operaciones de private equity implican grandes sumas de capital. Esto permite abordar proyectos ambiciosos y transformaciones a gran escala en las compañías participadas.
Estructuras de financiación complejas
El private equity a menudo utiliza una combinación de capital propio y deuda para financiar sus adquisiciones, lo que se conoce como compras apalancadas o leveraged buyouts (LBOs).
Enfoque en la creación de valor
El objetivo principal es incrementar el valor de la empresa durante el periodo de inversión. Esto se logra mediante mejoras operativas, expansión, adquisiciones estratégicas o reestructuraciones.
Desinversión planificada
Desde el inicio, los fondos de private equity tienen en mente una estrategia de salida, ya sea a través de una venta a otro inversor, una salida a bolsa o la venta a un comprador estratégico.
Alta selectividad
Estos fondos analizan numerosas oportunidades antes de realizar una inversión, centrandose en empresas con alto potencial de crecimiento o mejora.
Alineación de intereses
Los gestores de los fondos invierten su propio capital junto con el de los inversores, lo que ayuda a alinear los intereses de todas las partes implicadas.
Retornos potencialmente elevados
El private equity busca generar rendimientos superiores a los del mercado bursátil, compensando así el mayor riesgo y la menor liquidez de estas inversiones.
Diversificación sectorial y geográfica
Muchos fondos se especializan en sectores o regiones específicas, lo que les permite desarrollar un conocimiento profundo y una red de contactos valiosa.
Profesionalización de las empresas
La entrada del private equity conlleva una mejora en los procesos de gestión, gobierno corporativo y reporting financiero de las compañías participadas.
¿Qué diferencia hay entre venture capital y private equity?
Una forma sencilla de diferenciar el private equity del capital riesgo es la siguiente: el primero consiste en invertir en organizaciones ya establecidas que no cotizan en bolsa, mientras que el segundo se enfoca en la financiación de empresas mediante venture capital, especialmente startups y negocios jóvenes con alto potencial de crecimiento. Aunque ambos modelos implican inversión en compañías privadas, sus enfoques y objetivos difieren.
Otras diferencias clave que te ayudarán a entender mejor ambos conceptos son:
Etapa de la empresa
- El private equity se decanta por negocios maduros con un historial financiero sólido.
- En contraste, el venture capital apuesta por startups y empresas en fase temprana, con menos de dos años en el mercado.
Tamaño de la inversión
- Los fondos de private equity efectúan inversiones cuantiosas, a menudo superando los 10 millones de euros.
- Por su parte, el venture capital maneja cifras más modestas, típicamente entre 500.000€ y 5 millones de euros.
Control sobre el negocio
- El private equity busca generalmente una participación mayoritaria o incluso el control total del negocio.
- Por su parte, el venture capital se conforma con una participación minoritaria, permitiendo así que los fundadores sigan al mando.
Nivel de riesgo y retorno
- El venture capital se caracteriza por asumir riesgos más elevados, aspirando a retornos muy altos (10x o más) para compensar.
- En cambio, el private equity adopta un perfil de riesgo más moderado, con expectativas de retorno atractivas, pero menos extremas.
Estrategia de creación de valor
- El private equity se enfoca en mejorar la eficiencia operativa y la estructura financiera de las empresas.
- Por otro lado, el venture capital busca impulsar un crecimiento rápido y la expansión agresiva en el mercado.
Horizonte temporal
- Las inversiones de venture capital se mantienen durante periodos más largos, de 5 a 10 años, dando tiempo a las startups para desarrollar su potencial.
- En contraste, el private equity opera con plazos más cortos, típicamente de 3 a 7 años, centrándose en implementar mejoras y preparar la empresa para una venta rentable.
Tipos de private equity
El private equity abarca diversos modelos de inversión, cada uno adaptado a diferentes etapas y necesidades empresariales. A continuación, exploramos los principales modelos de private equity que encontramos en el mercado español e internacional:
Venture capital
Como hemos mencionado anteriormente, el venture capital se enfoca en startups y empresas emergentes con alto potencial de desarrollo. Aunque técnicamente es una categoría aparte, muchos lo consideran un subtipo de private equity.
En España, la tendencia a invertir en capital riesgo ha ganado una relevancia importante en los últimos años, impulsando el ecosistema emprendedor en sectores como la tecnología y las fintech.
Growth equity
Este tipo se centra en empresas que ya han superado la fase inicial y buscan capital para expandirse. Los fondos de growth equity invierten en compañías con modelos de negocio probados, pero que necesitan financiación para escalar operaciones, entrar en nuevos mercados o desarrollar nuevos productos.
Buyouts
Implica la adquisición de una participación mayoritaria o la totalidad de una empresa. Los buyouts pueden ser:
- LBO (leveraged buyout): utiliza una combinación de capital y deuda para financiar la adquisición.
- MBO (management buyout): cuando el equipo directivo actual adquiere la empresa.
- MBI (management buy-in): cuando un equipo directivo externo adquiere y gestiona la compañía.
Mezzanine capital
Es una forma híbrida de financiación que combina deuda y capital. El mezzanine capital se utiliza para financiar la expansión de compañías existentes o como parte de operaciones de buyout.
Distressed private equity
El distressed private equity se especializa en invertir en empresas con dificultades financieras o en procesos de reestructuración. Estos fondos buscan adquirir activos a precios reducidos y generar valor mediante la recuperación del negocio.
Real Estate Private Equity (REPE)
El REPE, una categoría especializada de fondos de inversión inmobiliaria, se centra en inversiones dentro del sector inmobiliario. Estos fondos abarcan una amplia gama de oportunidades, desde desarrollos residenciales hasta propiedades comerciales y proyectos de infraestructura.
En definitiva, el private equity se ha consolidado como una herramienta clave en el mundo empresarial moderno. Además de ofrecer capital, esta modalidad de inversión proporciona experiencia y visión estratégica a los negocios. Ya sea para startups innovadoras o compañías establecidas en busca de transformación, esta práctica aporta oportunidades únicas de crecimiento y desarrollo en un mercado cada vez más competitivo.