Las reestructuraciones empresariales son procesos de cambio que se llevan a cabo en las organizaciones que buscan transformarse. Al adaptarse a un modelo nuevo empresarial, estas compañías mejoran su funcionamiento, consiguiendo así seguir siendo competitivas.
Aquí podrás aprender más detalles sobre este tipo de reestructuración.
¿Qué son las reestructuraciones empresariales?
Una reestructuración empresarial se basa en cambios a los cuales debe someterse una organización, ya sea por causas internas o externas. Algunos de los posibles motivos internos del cambio abarcan problemas financieros y una gestión muy rígida o burocrática.
Otras causas internas son: Mal equipo de gestión, respuesta inadecuada a alteraciones del mercado y ausencia de control de operaciones o apalancamiento financiero. Las razones externas de una reestructuración de empresas incluyen cuestiones sociológicas, económicas, tecnológicas, gubernamentales o modificaciones de la competencia.
A pesar de que las reestructuraciones empresariales no son sencillas, resultan necesarias en esos y otros casos. Por ejemplo, cuando surgen cambios continuos del mercado y hay que adaptarse al entorno. Al hacerlo, se contribuye a que cualquier proyecto de la empresa tenga éxito.
Tipos de reestructuraciones empresariales
Las modificaciones estructurales a las que puede ser sometida una sociedad mercantil están reguladas por la Ley. La Ley número 3/2009, del día 3 del mes de abril, establece los siguientes tipos de reestructuración empresarial:
Reestructuración empresarial interna
La reestructuración interna se lleva a cabo después de la realización de un exhaustivo análisis de los departamentos de la empresa. La comunicación entre esos departamentos y la manera en la que se cumplen las tareas, son aspectos cruciales de evaluación.
Si los elementos que componen la organización están fallando, es necesario reasignar los recursos a fin de solucionar eso. Las reestructuraciones empresariales también hacen falta cuando las organizaciones crecen y deben tener mayor productividad.
Otra razón válida para esta clase de reestructuración es la necesidad de adaptación a avances tecnológicos que la competencia ya usa. Así como el objetivo de continuar obteniendo beneficios a nivel financiero.
Reestructuración financiera
La reestructuración del patrimonio y las deudas que tiene la organización es lo que se denomina “reestructuración financiera”. Esta abarca las fusiones, las adquisiciones y las operaciones conjuntas.
Las reestructuraciones de este tipo se dan cuando hay cambios de titularidad en una empresa. También deben darse en caso de que una compañía se una a otra o sea comprada.
Reestructuración tecnológica
Al incorporar una tecnología nueva a la empresa, hace falta una reestructuración tecnológica. Hoy en día, estas reestructuraciones ocurren con frecuencia, por la constante transformación digital que vive el mundo. La cual obliga a las organizaciones a adaptarse, para no quedarse atrás.
Una reestructuración tecnológica afecta a los trabajadores o empleados directamente, ya que deben tomarse acciones formativas que instruyan al personal. Incluso, es posible que haya que hacer algunos despidos.
Pasos para la reestructuración empresarial
El proceso a seguir para las reestructuraciones empresariales se compone de distintas etapas, que podrían tomar entre 1 y 3 años. Todo va a depender del tamaño de la organización empresarial y cuáles son sus características. Hablando de forma más específica, en total son 3 fases, las cuales se describen detalladamente a continuación:
Diagnóstico
El propósito del período de diagnóstico es prevenir que ocurra un colapso dentro de la empresa, determinando sus problemas principales. Para ello, se analiza con detenimiento cuáles son los fallos y dónde se encuentran.
Eso implica relacionar los puntos débiles existentes, con las medidas a tomar para corregir esa situación. Las metas del procedimiento son: disminuir los costes posibles, examinar la estructura de la empresa y optimizar la liquidez.
Tratamiento
La etapa de tratamiento empieza a aplicarse al obtener los resultados que arroja el diagnóstico. Esta parte es la más difícil y larga, puesto que han de implementarse las estrategias escogidas para solucionar los problemas percibidos.
La forma indicada de empezar las reestructuraciones empresariales consiste en eliminar los riesgos innecesarios. Igualmente, ha de reducirse la cartera de clientes y aumentar la productividad.
Resultados
En la fase final se ven los resultados, pues la empresa empezará a crecer nuevamente. Es en ese momento en el que hay que extenderse en el mercado, buscando productos y servicios nuevos. Con el fin de cumplir todo y analizar los resultados, es turno de adoptar mecanismos de control y revisión.
Además, harán falta mecanismos de gestión de riesgos para asegurarle un buen futuro a la empresa. Claro está, todas esas acciones empiezan a tomarse una vez que la reestructuración haya tenido éxito.
¿Cuándo hacer una reestructuración empresarial?
Existen distintas situaciones o circunstancias que reflejan que una empresa amerita reestructurarse. Hay que prestar constante atención a esos indicadores, ya que la adaptación resulta clave en las gestiones empresariales.
Al especificar algunas causas internas y externas, que hacen preciso un cambio, se encuentran las siguientes:
- Entrada de competidores nuevos.
- Crisis económica del sector.
- Dificultades de financiación.
- Pérdida del posicionamiento dentro del mercado.
- Modificaciones en tendencias de consumo.
- Obsolescencia del servicio o producto ofrecido.
- Crisis económica a nivel global.
- Evolución inadecuada de resultados en la compañía.
- Predominio de la competencia dentro del mercado.
- Deficiencia de rentabilidad del negocio.
Por supuesto, aparte de esos hay otros factores que deberían impulsar la efectuación de reestructuraciones empresariales.
Beneficios de la reestructuración empresarial
Está claro que el procedimiento a seguir en las reestructuraciones empresariales es bastante complejo y lleva mucho tiempo. Por esa razón, conviene saber las ventajas que conlleva tomar la decisión de implementar ese cambio.
De ese modo, será posible determinar si vale la pena someter a la compañía a todo ese trabajo. La lista de los beneficios principales que proporciona una reestructuración en una empresa es esta:
- Reducción de los costes.
- Supervivencia dentro del mercado.
- Nivel más alto de competitividad.
- Mejora continua de los equipos y la empresa.
- Optimización de los procesos.
- Más efectividad al tomar decisiones.
- Conservación del patrimonio que tiene la compañía.
Ahora sabes en qué consiste una reestructuración en una empresa, cuáles son sus beneficios y cuándo y cómo hacerla. Teniendo esta información a tu alcance, serás capaz de decidir qué es lo mejor para tu compañía.